En
1911 se encarga al famoso arquitecto y paisajista francés Forestier la
transformación de los jardines de San Telmo en un parque público. Su idea fue
articular el parque en dos ejes. El primero recorre la Fuente de los Leones, la
de las Ranas y los Lotos. El segundo las avenidas de Hernán Cortés y Pizarro,
llenando los espacios de glorietas, rotondas y fuentes. Se inspira en la
tradición de los jardines del Alcázar de Sevilla y el Generalife granadino,
incorporando estanques y decoraciones con azulejos y cerámicas.
La Glorieta queda enmarcada entre el Monte Gurugú y la Fuente de las Ranas, con un cerramiento de setos de mirto. Su distribución es completamente simétrica, tanto en las combinaciones de especies (Mirtos, clivias y naranjos), como en la disposición de los cipreses, las diferentes palmeras y los cipreses calvos del final. Descendiendo del Monte Gurugú por la escalera que sale a la cascada, encontramos unas pérgolas, con diversas plantas trepadoras de tallo leñoso, entre las que destaca por sus blancas flores la bignonia (Pandorea jasminoides). Las pérgolas con antiguas cerámicas se ha conservado tal y como lo diseño Forestier a comienzos del siglo XX. La fuente de forma poligonal está adornada con unos llamativos y mansos leones de 170 cm. de altura, sentados con el surtidor en sus fauces que vierte el agua al estanque, el autor original fue el escultor andaluz Manuel Delgado Brackembury, posteriormente han sido sustituidos por los que vemos en la actualidad obra de Juan de Abascal, la cerámica es de Manuel Ramos Rejano. Consta de 4 estanques separados por paseos practicables que confluyen en una fuente baja de traza circular en la que podemos contemplar un quinto león de cerámica. Originalmente fabricado por Cerámicas Ramos Rejano y en la actualidad por Mensaque Rodríguez y Cía.
A continuación encontramos el jardín, con diseño geométrico, delimitado por setos de mirto, en el se desarrollan naranjos, naranjos morunos (Citrus aurantium var. myrtifolia), palmeras datileras, palmeras canarias, cipreses y rosales; en la parte central tenemos un estanque surtidor rodeado por un seto de mirto, a su alrededor unas pérgolas lucen en primavera exuberantes de rosas. Cierran el jardín dos fantásticos ejemplares de ciprés de los pantanos (Taxodium distichum) que dan paso a la Fuente de las Ranas.
Cumplimentan la decoración grandes jarrones y macetones de cerámica, que han sido restaurados hace un par de años, como el resto de la glorieta.
La Glorieta queda enmarcada entre el Monte Gurugú y la Fuente de las Ranas, con un cerramiento de setos de mirto. Su distribución es completamente simétrica, tanto en las combinaciones de especies (Mirtos, clivias y naranjos), como en la disposición de los cipreses, las diferentes palmeras y los cipreses calvos del final. Descendiendo del Monte Gurugú por la escalera que sale a la cascada, encontramos unas pérgolas, con diversas plantas trepadoras de tallo leñoso, entre las que destaca por sus blancas flores la bignonia (Pandorea jasminoides). Las pérgolas con antiguas cerámicas se ha conservado tal y como lo diseño Forestier a comienzos del siglo XX. La fuente de forma poligonal está adornada con unos llamativos y mansos leones de 170 cm. de altura, sentados con el surtidor en sus fauces que vierte el agua al estanque, el autor original fue el escultor andaluz Manuel Delgado Brackembury, posteriormente han sido sustituidos por los que vemos en la actualidad obra de Juan de Abascal, la cerámica es de Manuel Ramos Rejano. Consta de 4 estanques separados por paseos practicables que confluyen en una fuente baja de traza circular en la que podemos contemplar un quinto león de cerámica. Originalmente fabricado por Cerámicas Ramos Rejano y en la actualidad por Mensaque Rodríguez y Cía.
A continuación encontramos el jardín, con diseño geométrico, delimitado por setos de mirto, en el se desarrollan naranjos, naranjos morunos (Citrus aurantium var. myrtifolia), palmeras datileras, palmeras canarias, cipreses y rosales; en la parte central tenemos un estanque surtidor rodeado por un seto de mirto, a su alrededor unas pérgolas lucen en primavera exuberantes de rosas. Cierran el jardín dos fantásticos ejemplares de ciprés de los pantanos (Taxodium distichum) que dan paso a la Fuente de las Ranas.
Cumplimentan la decoración grandes jarrones y macetones de cerámica, que han sido restaurados hace un par de años, como el resto de la glorieta.
Alumno: Javier Madrigal
Trabajo de clase, información extraida de diferentes páginas de internet.
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